Fractura por estrés en corredores
Si estamos pensando en empezar a correr o aumentar la intensidad de nuestros ejercicios, debemos recordar que no solo los músculos y tendones pueden verse afectados por una hipotética lesión. Aunque muchos asumimos que los huesos, al ser las estructuras más duras del aparato musculoesquelético están exentos de sufrir daños importantes mientras practicamos este deporte, los impactos de las carreras pueden provocar un microtraumatismo y, en algunos casos, también una fractura de estrés.
Quédate para saber más acerca de este tipo de lesión, cuáles son sus síntomas y cómo debe tratarse.
¿QUÉ ES UNA FRACTURA DE ESTRÉS?
Una fractura por estrés es una pequeña grieta o contusión severa en un hueso que se produce cuando los huesos soportan una tensión excesiva. En los corredores, dado que las piernas cargan la mayor parte del peso y el impacto durante una carrera, es frecuente en pies y tobillos.
SÍNTOMAS DE UNA FRACTURA DE ESTRÉS
DOLOR
Las fracturas por estrés en corredores generalmente comienzan con un dolor leve durante la actividad física. Aunque al principio esta molestia puede aliviarse con el reposo, con el paso de las semanas el dolor tiende a intensificarse y se presenta incluso durante el descanso, volviéndose continuo y más intenso.
HINCHAZÓN Y SENSIBILIDAD
La hinchazón, el enrojecimiento, el aumento de la temperatura en la zona afectada e incluso la aparición de moretones, son síntomas comunes de una fractura de estrés en corredores. Dado que a menudo no asociamos estos signos con una fractura, quienes sufren de esta lesión continúan con su actividad deportiva, lo que generalmente agrava la sintomatología.
Ignorar los síntomas o evitar un tratamiento adecuado puede hacer que la lesión perdure en el tiempo, afectando la funcionalidad y calidad de vida del corredor. Es, por tanto, indispensable tomar medidas si creemos tener síntomas que pueden corresponder a una fractura por estrés.
POSIBLES CAUSAS DE UNA FRACTURA POR ESTRÉS EN CORREDORES
Por lo general, asociamos las fracturas con caídas o impactos fuertes que afectan a huesos como la rodilla o el fémur. Pero, en contra de lo que puede parecernos lógico, una fractura de estrés puede ocurrir cuando el corredor está apoyado en ambos pies. De hecho, esta es la forma más común en que se producen estas lesiones, ya que se desarrollan gradualmente debido al estrés repetido con el tiempo. Por esta razón, también se conocen como lesiones por sobrecarga.
En los corredores, la mayoría de las fracturas por estrés ocurren cuando se ejercita en exceso, a menudo aumentando la carga en muy poco tiempo. A continuación, se presentan algunas de las causas más frecuentes de este tipo de lesión.
CAMBIOS REPENTINOS EN LA INTENSIDAD Y EL TIEMPO DE ENTRENAMIENTO
Un aumento abrupto en la intensidad, duración o frecuencia del entrenamiento puede sobrecargar nuestro tronco inferior y provocar una fractura por estrés en pie o tobillo. Los corredores que incrementan drásticamente la distancia o la velocidad de sus ejercicios sin una progresión gradual, exponen sus huesos a un estrés superior al que están adaptados, lo que favorece la aparición de este tipo de fracturas.
USO DEL CALZADO INADECUADO
El calzado deportivo desempeña un papel crucial en la absorción de impactos y en la distribución de la presión que se ejerce al correr sobre las rodillas, los tobillos y los pies. Un calzado desgastado, de mala calidad o sin la amortiguación adecuada, puede provocar un aumento en el impacto directo sobre los huesos, facilitando la aparición de fractura de estrés metatarsiano o en otras zonas concretas del tronco inferior.
CORRER SOBRE SUPERFICIES IRREGULARES
Las fisuras del pie son comunes al entrenar sobre superficies irregulares, ya que aumentan la tensión en los huesos de las piernas debido a la necesidad constante de ajustar el equilibrio. Los pequeños ajustes en la postura y los cambios en la pisada generan un estrés adicional que contribuye al desarrollo de fracturas por estrés.
TRATAMIENTO DE LA FRACTURA POR ESTRÉS
Si crees que puedes sufrir una fractura de estrés, debes acudir a un especialista para que te diagnostique y te ofrezca un tratamiento especializado. Algunos de los consejos que te puede dar, son:
DESCANSO
En este tipo de lesiones, que ocurren por estrés repetitivo, detener y evitar la actividad que ha causado la fractura es indispensable. El hielo y los antiinflamatorios pueden ayudarte a aliviar el dolor y la inflamación.
BOTAS PARA FRACTURAS O MULETAS
Una escayola puede ayudar a mantener los huesos en una posición fija. El uso de muletas también puede ser necesario para no poner peso en la zona hasta que el hueso se cure de forma adecuada.
INTERVENCIÓN QUIRÚRGICA
En ocasiones, hace falta una operación quirúrgica para que algunas fracturas por estrés se curen adecuadamente. Se pueden usar clavijas, tornillos, y/o placas para sujetar el hueso del pie y del tobillo juntos durante el proceso de curación.
PASO A PASO EN LA RECUPERACIÓN TRAS UNA FRACTURA POR ESTRÉS SI ERES CORREDOR
La curación de una lesión de estrés en el pie o en cualquier zona susceptible a fracturas de este tipo generalmente toma entre 6 y 8 semanas. Una vez recibido el tratamiento adecuado, se pueden ir incorporando ciertos ejercicios para prevenir futuras roturas y retomar la actividad física en el menor tiempo posible.
EJERCICIOS DE FORTALECIMIENTO MUSCULAR
Estos ejercicios ayudan a recuperar la estabilidad y el soporte en la zona lesionada. Movimientos con pesas ligeras, bandas de resistencia y ejercicios como sentadillas y elevaciones de talones mejoran la fuerza muscular, reduciendo la carga sobre los huesos.
EJERCICIOS DE AMPLITUD ARTICULAR
Para restaurar el rango de movimiento y reducir la rigidez, es importante realizar estiramientos y movimientos controlados. Esto ayuda a mejorar la flexibilidad sin provocar dolor.
EJERCICIOS DE COORDINACIÓN Y EQUILIBRIO
Fortalecer la coordinación y el equilibrio ayuda a prevenir futuras lesiones. El uso de una tabla de equilibrio mejora la estabilidad y la respuesta del cuerpo ante posibles desequilibrios.
CONSEJOS PARA PREVENIR UNA FRACTURA POR ESTRÉS SI ERES CORREDOR HABITUAL
CAMBIOS GRADUALES
Aumentar la intensidad, duración y frecuencia del entrenamiento en no más de un 10 % semanal evita posibles lesiones al permitir que el cuerpo se adapte sin sobrecargar el sistema musculoesquelético.
ENTRENAMIENTOS CRUZADOS
Incluir actividades de bajo impacto, como natación, ayuda a distribuir la carga en diferentes músculos y articulaciones, reduciendo el estrés repetitivo en una zona específica del cuerpo.
ALIMENTACIÓN ADECUADA
Consumir alimentos ricos en calcio, como el pescado o la leche, fortalece los huesos y previene la aparición de fracturas por estrés. Una nutrición adecuada, además, ayuda a mantener la densidad ósea.
Si crees que puedes estar sufriendo una lesión, no dejes pasar el tiempo. En la clínica de la doctora Nuria Urquiza te ofrecemos una atención especializada para ayudarte a recuperarte lo antes posible. Contáctanos para programar tu cita. ¡Estamos aquí para ayudarte!