Lumbalgia: síntomas, diagnóstico y ejercicios
El dolor de espalda puede que sea la patología más común, y es que un 80% de la población lo ha sufrido en algún momento. Aunque pueda parecer algo que en principio afecta a personas muy sedentarias, lo cierto es que la lumbalgia también pueden sufrirla aquellas personas con una gran actividad física, ya que la sobrecarga y los movimientos repetitivos son algunas de las causas principales.
Si no es tu caso, lo más probable es que lo haya sido alguna vez, y si no es así: ¡menuda suerte la tuya! Pero lamentamos decirte que el riesgo a que la padezcas es muy elevado. Ya verás que no es algo muy preocupante, por eso en este post te dejamos todo lo que necesitas saber sobre la lumbalgia.
Desde sus síntomas hasta unos ejercicios específicos para que, si todavía has conseguido evitarla o ya sabes lo que es y no quieres volver a sufrirla, puedas fortalecer esa zona y evitar lesiones.
PERO… ¿QUÉ ES LA LUMBALGIA EXACTAMENTE?
La lumbalgia no es cualquier dolor de espalda, es cierto. La lumbalgia es ese dolor localizado en la parte inferior o baja de la espalda, que conocemos comúnmente como la zona lumbar.
Hay toda una serie de partes de la columna lumbar que pueden verse involucradas en este diagnóstico:
La zona lumbar soporta todo el peso de la parte superior del cuerpo y es la responsable de muchos de los movimientos de cadera, por lo que sufrir lumbalgia puede limitar mucho nuestra rutina.
Las causas de la lumbalgia pueden ser muy diversas. Muchas veces son resultado de otras lesiones en los músculos o ligamentos, pero uno claro factor de riesgo son los movimientos de flexión, que realizamos continuamente al agacharnos a recoger cosas del suelo, o las sobrecargas musculares.
Los casos más leves se quedan en contracturas musculares, pero los más graves pueden pasar desde hernias discales hasta fracturas por algún traumatismo.
Cuando sufrimos este tipo de patología aumenta la rigidez en la zona, y nos cuesta más movernos del sofá o de la cama. Sigue leyendo, porque te contamos tanto los síntomas más comunes como los consejos a seguir para una exitosa recuperación.
SÍNTOMAS DE LA LUMBALGIA
Los síntomas de la lumbalgia son comunes a cualquier otra patología causada por repetición de movimientos o sobrecarga:
– Dolor local o irradiado: localizado en la zona lumbar, dependiendo de la gravedad puede extenderse más o menos hasta la parte posterior de los muslos. Además, el dolor puede depender del tipo de lumbalgia ante la cual nos encontremos: dolor mecánico (en la zona lumbar y cercanos) o dolor radicular (se extiende a lo largo de toda la pierna).
– Inflamación: el cuerpo puede reaccionar a una lesión provocando inflamación, pero aunque esta parezca leve, el dolor puede seguir siendo intenso.
– Tensión en la zona: tanto en la zona como en la pelvis y las caderas, que puede ir acompañada de espasmos musculares.
– Alteraciones de sensibilidad y de movimiento: se puede notar una mayor sensibilidad en la zona con dificultad a la hora de caminar, de ponerse de pie o cualquier otro tipo de movimiento cotidiano.
DIAGNÓSTICO
¿Cómo se diagnostica la lumbalgia? Los diferentes casos de lumbalgia, independientemente de su gravedad, se diagnostican sobre todo gracias a una historia clínica, ya que suele ser una patología reincidente. Saber si el paciente la ha sufrido alguna vez facilita el trabajo a la hora de determinar la situación.
A continuación, se procede a realizar una exploración por parte de un profesional para confirmar dicho diagnóstico, que puede ir seguido de diferentes pruebas:
– Radiografía: nos da más información sobre las vértebras, pudiendo observar anomalías óseas o fracturas.
– Tomografía computarizada: al captar imágenes de cortes transversales se pueden detectar patologías más graves como hernias discales.
– Mielografía: nos permite la identificación de otros problemas en el interior de la columna en los casos con un diagnóstico más complicado, como en la médula espinal o las raíces nerviosas.
– Resonancia magnética: es muy útil para ver patologías en los discos lumbares y poder descartar otras afecciones como infecciones espinales o tumores.
¿CÓMO CURAR LA LUMBALGIA?
El mejor tratamiento es el de prevención, por lo que si no cuentas con un diagnóstico de lumbalgia pero te preocupa desarrollarla, no está de más seguir un par de consejos:
– Cuida tu postura: en muchas ocasiones una mala postura es la mayor causa de la lumbalgia. Tanto si pasas muchas horas sentado, como si al realizar diferentes ejercicios no mantienes una técnica correcta.
– Ejercita tu musculatura: es importante incluir en tu entrenamiento ejercicios que fortalezcan los músculos que rodean la columna vertebral, para que así favorezcan esa postura.
Sin embargo, para los casos de lumbalgia el tratamiento irá en función de la causa o la gravedad del diagnóstico obtenido. Normalmente suele incluir lo siguiente:
– Aplicar calor o frío: proporcionando alivio temporal en aquellos momentos en los que la inflamación o la tensión muscular sea más elevada.
– Analgésicos: pueden ayudar si el dolor no es muy intenso. En casos de un dolor mayor, bajo prescripción médica, se pueden recomendar los relajantes musculares.
– Sesiones de fisioterapia: con programas adaptados para recuperar tanto el fortalecimiento de los músculos involucrados como mejorar desequilibrios musculares.
Como parte de la fisioterapia, existen una serie de ejercicios para la lumbalgia de estiramiento y fortalecimiento que son muy beneficiosos para aliviar el dolor y conseguir volver de forma correcta a la rutina.
Recuerda que deben ser realizados bajo la supervisión de un profesional que los prescriba teniendo en cuenta la situación del paciente, para así no realizar sobreesfuerzos que puedan empeorar la lesión:
Ejercicios de estiramientos para lumbalgia
Los estiramientos proporcionan una serie de ejercicios prácticos diseñados específicamente para fortalecer y relajar los músculos, entre ellos podemos encontrar:
– Estiramiento lumbar de rodillas.
– Estiramiento de glúteo e isquiotibial.
– Rotación lumbar tumbado.
– Estiramiento del piramidal.
Ejercicios de fortalecimiento para lumbalgia
El fortalecimiento potencia y estabiliza la musculatura débil, e incluso la relaja en caso de que esté contracturada. Entre ellos, te pueden servir:
– Puente de glúteos.
– Elevación alterna de brazo y pierna de rodillas.
– Plancha lateral con apoyo de antebrazo.
– Patada hacia atrás en cuadrupedia con pierna estirada.
Aunque pueda parecer una contradicción, si sufres lumbalgia no es aconsejable guardar un reposo prolongado en la cama. Si el dolor nos impide movernos tanto como antes, el descanso debe durar lo justo y necesario, ya que el sedentarismo afecta negativamente al paciente. Lo mejor es tratar de mantenerse activo, sin sobreesfuerzos.
En los casos más graves, no obstante, como sucede con una hernia discal o ante la presencia de escoliosis progresiva, se puede valorar una intervención quirúrgica. ¿Son comunes estos casos? Lo cierto es que no, en especial si no existen patologías previas o crónicas, por eso es muy importante contar con el historial clínico del paciente.
TRATAMIENTO PERSONALIZADO PARA LUMBALGIA
Cualquier dolor de espalda supone una gran limitación a la hora de mantener una rutina. En los casos de lumbalgia es muy fácil que la lesión se prolongue demasiado tiempo si no se aplica un buen tratamiento.
No existen dos lumbalgias iguales, por eso en el equipo de la Dra. Núria Urquiza contamos con grandes profesionales que te proporcionan un tratamiento que se ajuste a tu situación y tus necesidades.
Sabemos que la felicidad está en un cuerpo que te lleve allá a donde quieres, por eso no dejes que ninguna lesión te frene. ¡Pide cita cuanto antes!